Te busqué en el perfume de las rosas,
en los rayos dorados del sol,
entre mis libros y mis cosas,
en el brillo de la luna y su esplendor.
Me asomé a la profundidad de los mares,
pregunté por tí a las estrellas,
desdoblé las nubes pequeñas y las colosales
y desenredé los cabellos de bosques y estepas.
Te busqué entre las dunas de los desiertos,
me convertí en lluvia para ver si eras una gota,
me hice amigo del viento para saber tus secretos,
les pregunté, por tí, a las duras rocas.
Por fin, te encontré detrás del horizonte,
allí, donde descansan las almas buenas,
entre frescas rosas rojas te encontré,
allí, donde tu risa es brisa y tu voz, música que suena.
|