De todos los días de la semana,
son los domingos oasis de remanso,
porque en ellos encuentro la calma
que en los otros me falta tanto.
Tardes de domingo, doradas y bellas,
a tu lado son siempre tardes de oro;
tardes de domingo, aunque no tienen estrellas
yo las colocaré para tí con un celestial coro.
No importa lo que hagamos o dejemos de hacer,
nuestras tardes de domingo son siempre de colección;
embriagémonos de dicha y de placer,
bésame despacio, yo me daré todo a tí sin restricción.
Tardes de domingo, postales de nuestras vidas,
horas compartidas con el ingrediente principal:
nuestro amor, que no tiene medida,
marcado por un inicio que no tiene final.
|