Busco y busco, con especial empeño,
la fórmula perfecta que permita el equilibrio
entre lo vulgar, ordinario y feo,
con aquello que es cuidadoso y limpio.
De buenos modales y sanas costumbres,
millones de textos hay publicados;
unos te orientan, otros te confunden,
y no pocos de esos libros se han confiscado.
Así pues, tengo como cierta la conclusión
de que en este mundo, la elegancia es pose,
dictada por la moda y los medios de comunicación,
ofrecida como panacea al que este truco no conoce.
Elegancia, palabra culta y distinguida,
cuidado con lo que por ahí se dice;
se es elegante por calidad moral reconocida,
mas nunca por lo que se tiene o se viste.
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