Cuido de mi libertad cual fina porcelana,
que se exhibe, luminosa, en aparadores,
limpia y serena, valiosa, nunca en ganga,
por eso es que la cuido de resbalones.
Sepulto en el barro injurias y calumnias,
porque el mal nunca destruye al bien;
no hago caso de algunos que me repudian,
porque tienen como sustento su propia hiel.
Distingo el barro de la fina porcelana;
el primero, apesta; aquella, es sin mancha.
Porcelana y barro son el todo y la nada,
principio y fin de lo que uno siente.
Cuido de mis palabras cual finas porcelanas,
que hay que manejarlas con responsabilidad;
por ser valiosas, nunca están en ganga,
llevan todas mi nombre y mi dignidad.
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