El silencio me llaga y me fustiga
llenando de latidos mis entrañas,
pues caninas resultan las castañas
que a menudo me cubren de fatiga.
Así, dado a sentir por la barriga
el proceder astuto de mis mañas,
con orgullo comento mis hazañas
donde creo no causan gran intriga.
Pues el hablar amansa hasta las fieras
ayudando a ensanchar los horizontes
en los momentos más desfavorables,
tanto que la virtud no admite esperas
ni detrás ni delante de los montes
donde son los milagros improbables.-
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