Rienda suelta le doy a mi locura
cuando del cuello luzco sus medallas,
ya sea porque venda mis batallas
o de gratis me salga la factura.
Decir no sé si este desmán se cura,
ignorando de pleno a los canallas
al exhibir seguro mis agallas,
aunque insalvable fuera la fractura.
Pues de todos los dioses que me ofrecen
en esclavo sumiso me convierto,
cegado por caóticas promesas
con las que los enanos más me crecen,
pues lo mismo me da dormir despierto
si mis neuronas ya dormitan tiesas.-
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