A mi madre le vino un fiero macho
que quiso trabajar como marino,
ojalá pronto elija su camino
y a la mar le devuelva su penacho.
Nadie le tratará de mal muchacho
cuando sólo labraba su destino
pero ¿quién le podrá cambiar su sino
si no nació para cavar el sacho?
Inclinado crecí con la fe puesta
en hacer lo que menos me disgusta,
y vive dios que a prueba tiempo estuve
trayendo a colación mi loca gesta,
como a bien tuve verla fiel y justa
que nunca ya bajé de aquella nube.
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