No se merece andar de diputado
quien con sus intereses hoy trafica,
más cuando sin escrúpulos critica
al que se atreva a trabajar honrado.
Pudiera levantar el desagrado
del pueblo, al cual sin pausa perjudica,
cuando de sus impuestos se adjudica
y aún se tiene que aguantar callado.
Muchos la democracia se la toman
seguro por el pito del sereno
al cual ni caso fácil ya le prestan,
de forma que ni locos aquí asoman
sus tremendas narices al terreno
donde saben que todos le detestan.
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