Yo que precisamente no habré sido
ejemplo de conducta demostrable,
procuro no sentirme despreciable
dentro de las fronteras del cumplido.
Pues si ayer me salté lo prohibido
porque no parecía detestable,
hoy quisiera sentirme confortable
sin tener que mostrarme arrepentido.
Y menos me propongo que termine
arrastrando mi rostro insatisfecho
por cambiar mis defectos por virtudes,
al hacer de mi angustia un alucine
sin mirar a la vida con despecho,
ni en un letal atajo de inquietudes.
|