Erizan los leones la melena
en la africana noche vaporosa
mientras cantaba alegre y rumorosa
oyéndose a los lejos Filomena.
Las cabras se encabritan, cosa buena,
con el destello de la luna hermosa,
y resurge Selene como diosa
en blanca castidad y muy serena.
La santa exorcizó la paz supina
mientras velaba el monte Proserpina.
Las cebras remontaron el oriente
en procesión audaz, parsimoniosa.
y luego divirtiéronse en la fosa
al disfrutar su ardor concupiscente.
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