Cuando tengo penas y me siento triste
por las circunstancias que suelo enfrentar,
observo a los niños mendigando pan,
y así de esa forma mi dolor resiste.
Cuando ya la angustia mi existencia viste,
miro algún enfermo sufrir en silencio
sin tener a nadie que le brinde aprecio,
desahuciado a veces por las calles, triste.
Entonces mis penas, angustias, tormentos,
los echo a volar en esos momentos,
que la reflexión me obliga a admitir.
que tengo la dicha de vivir mimada,
por hijos y esposo, que soy bien amada,
y entonces mis penas dejan de existir.
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