Padre mío, san José,
a suplicarte venimos,
en día tan señalado
a demostrarte cariño.
Solo pedimos amor
para poder repartir,
entre todos mis hermanos
como Jesús enseñó.
San José, es nuestro padre,
como esposo de la Virgen,
y ser padre de Jesús,
más privilegio no cabe.
Hoy nos toca destacar
San José de la Montaña,
a suplicarte venimos,
y nos des tu bendición.
Por eso estamos aquí,
como humildes peregrinos,
y que solo te pedimos,
con la oración en los labios,
nos bendigas como hijos.
A Dios pedimos perdón
como hijos que te quieren,
de rodillas te pedimos,
que el Señor, no nos olvide.
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