SONETO
ACEPTAR LAS DESGRACIAS
Aceptar las desgracias mucho ayuda
a que nadie nos hunda la siguiente,
pues tenerlo conviene muy presente
que a quien gobierna el mundo se la suda.
Por eso a mí que nadie me sacuda
si por mostrarme noble y transparente,
al instante me coge la patente
y ante cualquier barbaridad me eluda.
Pues parte del ganado soy yo y somos
hoy todos si nos vamos a mayores
escuchando el tronar de las trompetas,
cuando siendo tratados como cromos
castañazos nos dan de mil amores
quienes van presumiendo de profetas.
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