SONETO BLANCO.-
La negación de pronto me corroe
el último rincón de las entrañas,
donde el odio requiere de mis carnes
muchas raciones extras de paciencia.
Y prefiero pasarme de glotón
cuando las ocasiones lo requieren,
que al no lograr de gorra los garbanzos
de fatiga se cubren ya mis huesos.
Porque quizás la depresión evito
afronto mi presente como soy
desde que me escapara de la cuna,
aunque a veces me pego con los codos
contra viento y marea, lo aseguro,
tan sólo por pasar el día a día.
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