Sin negar que el no verte me atormenta,
acaso guarde prenda sin amores,
previendo que una sarta de dolores
me puedan atacar a los ochenta.
Pues hasta el alma yo pondría en venta
rindiendo metafóricos honores,
como quien se sofoca los calores
poniendo al postre sales y pimienta.
Que murmurando duermo muchas veces
si callando congojas y desvelos
se resolvieran hoy mejor las cosas,
pues el amor repleto de sandeces
siempre plagado está de desconsuelos
al olvidar de la pasión sus rosas.-
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