SONETO.-
Sin esperanza voy con mis antojos
por donde los instintos me encaminan,
pero aunque de sopor me contaminan
alerta quiero mantener los ojos.
Pues de sobra detesto los enojos
cuando igual las bondades me fulminan,
y hasta los dientes todos me rechinan
al quedarse tan débiles y flojos.
Ya sé que los filósofos me retan
tratando de enterrar mis objetivos
con muchos argumentos trascendentes.
Será que siendo cucos no respetan
a quienes hayan muerto, ni a los vivos
que a la fama se agarran con los dientes.-
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