SONETO.-
A veces sospechando mi locura
en mi cueva y a solas yo me encierro
dando ladridos, a saber, de perro
que su ración no tenga bien segura.
Y pudiera perder la compostura
si a mano no tuviera un testaferro
que me ayudara a rodear el cerro
y a sufragar también cualquier factura.
Reposaré debajo de ese hechizo
porque esperar no espero recompensas
mientras me quede ánimo en el alma,
pues no en vano mi sombra satirizo
cuando la mente saca sus defensas
pidiendo paz y sobre todo, calma.
Luis Perez.-
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