La hipocresía, Dios, de la derecha
no tiene límites, según parece,
y denunciarlo al mundo se merece
para que al menos duerma insatisfecha.
Porque creo que llega ya la fecha
para que quien de corazón carece
no siga manteniéndose en sus trece
si ver no quiere arder pronto la mecha.
Así que a diario el cuello nos machaca
usando los resortes del gobierno
con crueldad y dudosa alevosía.
Y con sus propias armas nos ataca
al convertir España en un infierno
sin trabajo, sin pasta, cada día.
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