Ya los políticos se han vuelto locos
arrasando con todo lo que tocan,
tanto que contra un muro hasta se chocan
y de burros que son ni ven los focos.
Puede que honestos queden ya muy pocos,
cuando incluso sus torres las enrocan
mudos si ven las cámaras que enfocan
y les pillan comiéndose los mocos.
Quizás los tíos sean cara duras
que buscan de favor vivir del bote
calentando el sillón del Parlamento,
quien sabe, doce mil legislaturas
hasta que alguien les tire del bigote
y a la porra les mande a tomar viento.
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