Si las mujeres fueran hoy contrarias
a que los hombres sigan sus caminos,
igual no beberían tantos vinos
siguiendo sus tertulias literarias.
Pues son sus condiciones tan precarias
que de pena deciden sus destinos,
cuando a veces ni cuentan con padrinos
que les libre de ser estrafalarias.
Porque la atención bastante significa
en un ambiente cruel y de abandono
donde el decoro brilla por su ausencia,
y donde la vagancia certifica
casi seguro su mayor encono
en un ambiente lleno de violencia.
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