Navegas en la musa de mis sueños
y enciendes de pasión todos mis días
alumbrando así todas las vías
que me llevan a ti, en loco empeño.
De ser por siempre tuya y tú mi dueño
el que me da oxigeno de vida,
para alcanzar la dicha prometida
de verte junto a mí feliz, risueño.
De saber que por mí tienes la dicha
de haber podido matar esas desdichas
que antes de conocerme te agobiaban.
De comprender que yo sin ti no vivo
porque Dios unió nuestros destinos
el día que a mi vida tú llegaras.
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