Para tan breve vida, ¿quién le dio el ser?
Al poeta Luis de Góngora
Tan breve vida y a menudo ciega.
Largo silencio el llanto rapaz que la convida.
Falsa libertad cuando la saeta hiere las venas
Y la vida yerra sobre hojarasca de tierra.
De soledades se nutre uno. A menudo de horizontes
Náufragos: las arenas movedizas del tiempo
Borran los caminos y desatan nieblas.
De soledades la prisión abraza,
Aunque en el mapa desplegado de la mente,
Suene esa campana muda del anhelo.
De soledades se hizo el mar con las gaviotas;
El torrente de la vena cristalina,
Los vasos donde se bebe confiado
El hilo grueso de la lluvia.
Con el silencio se hicieron las grandes ciudades;
Los durmientes de las luciérnagas,
La armonía de los jinetes cabalgando en el viento
Y la gangrena muda de la lengua.
Con las soledades los zapatos callan
Y el claustro del pecho bota sus plumas
Al vacío donde los espíritus llagan andrajos de ventanas.
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Publicado el: 05-06-2005
Última modificación: 00-00-0000
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