Entre las solitarias montañas,
un susurro me llama,
el eco de unas voces,
me acercan embaucada.
Entonces me doy cuenta
de donde provienen,
es el mullido llanto,
de estas rocas ancestrales,
en el sutil murmullo del agua,
que como en lluvia de lágrimas,
se lamentan,
en una maravillosa “cascada”
|