Había una vez una princesita en un castillo rodeado de flores: tulipanes, margaritas, rosas de todos colores, subían y bajaban por las paredes del castillo duendecillos picarescos y retozones....
La princesita solía salir todos los días a platicar con sus flores...con sus amiguitos chiquititos y orejones.....
Ella se sentía feliz, no había nada ni nadie que perturbara su paz, sus juegos de niña traviesa. Todas las mañanas solía visitarla el parloteo pertinaz de los pajaritos que visitaban el castillo, y ella aprovechaba sus trinos para danzar, danzar, danzar...con sus movimientos disfrutaba todo su ser...siempre hubiera querido que las cosas fueran así, nunca pensó que serían diferente...¡Cuando de pronto algo sucedió!...El cielo se llenó de nubarrones, se vino una tormenta tan fuerte que ...¡pobres florcitas!...tan cuidadas por la princesa, sintieron el embate de los vientos sacándolas de raíz. los pobrecillos duendecitos chillaron aterrorizados y huyeron despavoridos, la princesa sin saber que hacer dejó su danza y empezó a buscar a sus amiguitos, presurosa recogió algunas semillitas que quedaron de sus amigas las florcitas, los pajaritos que tanto habían cantado para que su princesa danzara también se fueron.....la princesa quedó sola de repente sin saber como actuar ya no tenía flores a quien cuidar, amiguitos con quien conversar, ya no escuchaba los cantos de los pájaros para poder bailar...pero una voz dentro de la princesa le dijo, no te preocupes más bella damisela, tienes las buenas semillas de tus flores en la mano, siémbralas, tienes el recuerdo de tus amiguitos recuérdalos, escucha en tu interior el piar de los pájaros y dale movimiento a tu cuerpo, puedes volver a construir lo que tanto amabas....La princesa recobró su alegría al comprender que tenía todos los elementos para volver a tener lo que a ella tanto le apasionaba.
MONSERRATT CASTELEIRO CABALLERO
Akacia-05-10-2002
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